Párate a pensar.
Lo necesitas, pero la cosa es encontrarlo.
Soñar todas las noches con él, que ni un instante se vaya de tu cabeza.
Ser tan feliz que darías todo por tenerlo y no perderlo jamás.
Pensar porque cuando mejor es, peor te lo ponen.
Esos acercamientos que por más y más que ocurran, no dejan de gustarte.
Por dentro te preguntas, ¿quién tiene la culpa?, si es por lo que vivo y lo que me hace feliz.
Me parece que no se dan cuenta... Pero... Sigamos pensando.