Me pareció oir tu voz gritando 1ooo te quieros, de esos que van y vienen como si nada. Que al fin y al cabo no son más que tonterías, tonterías que crean ilusión, que dan esperanza. Me creí la reina porque tú me lo dijeses, pero ahora me doy cuenta de que tan solo soy la tonta del cuento.
Cuento en el que llevo creyendo todo este tiempo. Y que al final no tiene su final feliz.
Tantos planes hechos para ahora cojer y tirarlos por la borda.
Decir hasta nunca jamás.
Sin que al otro le importe lo más mínimo.
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