jueves, 17 de marzo de 2011

COMO SI DE UNA VIDA SE TRATASE


Dos de la madrugada.
Poca distancia entre los dos. Comienzan a charlar y el efecto empieza a notarse, nunca se habían visto antes pero no había nadie más y parecía temprano para irse. 
Cuatro de la madrugada.
Cogen sus chaquetas y salen del bar, el camino prometía ser largo. Se acercan lentamente y lo que sienten es demasiado fuerte como para dejarlo. 
No se acordaron para nada que aún eran auténticos desconocidos. 

MÁS AYÁ



Así, de repente tengo miedo perderlo todo y tanto de mucho. Parece ser que estoy enganchado al dolor, abandonado y perdido en un mundo al que le falta compañía, ese en el que la soledad es mi aliada y pasa horas a mi lado, como si de mi propia sombra se tratase. Y que conste que no fui yo el que llamó a su puerta, no le dí invitación para que pasase un rato a mi lado. 
Tengo que pedir ayuda, la situación empieza a superarme y lo que eran charcos en mis ojos ahora se convierten en lagos. Lágrimas que caen y luego absorbo para luego volver a llorarlas. Una brisa recorre con cariño mi piel ya vacía, si, recuerdo esa sensación, me es familiar. 
Pero ya no la siento igual, no tiene tanta fuerza. 
Empiezo a sentir que me alejo y las voces se convierten en murmullos, los llantos en ruidos. Aquellos aparatos se vuelven locos y su sonido se vuelve largo, profundo, ya no sigue el ritmo que marcaba mis latidos. Me caigo, desesperado. 
Ya no puedo volver, ya no...

AL TRASTE


Lloro, luego caigo al fondo. Al fondo del cajón donde un día ahogué mis penas. Detengo el tiempo en la quietud de sus sombras. 
Pienso, el tiempo fue la medida de lo que un día movimos, hicimos, pensamos, amamos... Pensé que dejarías aquí tu corazón cuando me entregaste aquellas caricias con las que soñaba. 
Lo que eché tanto de menos, poco a poco se va borrando como si de unas ridículas letras escritas a lápiz se tratase. Si fuera por mí, las hubiese tachado a boli desde el principio. 
Me pregunto, ¿qué sería de aquello que una vez construimos?. Prometimos dar más de lo que pudimos. Creo que hemos perdido el respeto. 
Las palabras, volaron, los sentimientos, poco a poco desaparecieron.