Ayer, con mi whisky en mano perdí la cuenta. En él ahogué los besos que tal vez hayas olvidado. Siempre dije que quería conocer lugares, hoy empezaré por los bares. Allí quedaron mis raíces, las que nacían en tus huesos. Otra vez el reloj se ha parado, otra vez. Empiezo a sentirme pequeña, como siempre, colgando de un sueño. El sueño de quererte, dejar de ser inerte, de ser tu Robinson y tú, mi viernes. Volvamos a empezar. Que él arregle las cuentas del pasado, las que llevo a cuestas desde mi última borrachera.Mi mayor miedo es mirar por los ojos del cielo malhumorado. Que me enseñe lo que ve y la mierda que se ha encontrado.
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