Tú, el cielo y el universo en el que yo me encontraba. Lo que cada mañana nada más recuperar la conciencia pensaba y con lo que cada noche me volvía a acostar soñando. Cuántas lágrimas sobre esa almohada, esa en la que un día soñábamos juntos con cada momento vivido hasta llegado ese y con los que prometiste que quedarían. Muchas veces me recordaste que era difícil todo eso y que a lo mejor no duraría para siempre, pero también me recordabas cada una de esas veces que siempre me esperarías. Veo como las palabras eran necias y las ilusiones vagas.
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